La gente de aqui, cuenta que en algunas ocasiones han visto el corazón del volcán, personificado como un ermitaño muy al estilo de los españoles de la conquista,callado y con un semblante serio.
Al momento de que las personas le preguntan la razón por la que se encuentra cerca del volcán, él les contesta que ya no quiere que escalen por su espalda, que los picos que utilizan le causan mucho dolor. Los visitantes no entienden lo que este hombre les dice, pero después de que les muestra su espalda llena de cicatrices, golpes y las señales de picos aún cubiertas de sangre, se asustan y un silencio se apodera del ambiente.
Después de esto, el extraño personaje se aleja tal como llegó, solitario, serio y hasta cierto punto, triste. Perdiéndose en la espesura de la nieve.
Esta es una de las historias que se cuentan en las cercanias del pico de Orizaba, el volcán más alto de México y aquel que en épocas decembrinas refleja un semblante serio, el guardián de los llanos de San Andrés.