Hace poco asistí a una exposición sobre la cultura camboyana, pero llamó mi atención una escultura en la que hay varios rostros, sobrepuestos, pero el que más me gustó fue este, que se encuentra en el centro de la escultura.
Me hizo recordar que en ocasiones nos sentimos sofocados por los problemas, sin ánimo, pero sobre todo, creo que nos sentimos solos o que nadie tiene tantos o tan grandes obstaculos como nosotros, sin embargo, hay veces en que las soluciones se encuentran al alcance de nuestra mano, sólo basta con asomarnos por la ventana de las posibilidades.
Regresando a la escultura, la verdad es que muestra varias facetas de las condutas del ser humano, unificándolas con los elementos de Camboya.
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